Cuando una persona ha sido víctima de un delito, lo primero que se le viene a la mente es que debe denunciarlo. Sin embargo, en el Perú esta idea a veces no se concreta porque todavía existe temor y desconfianza en el sistema de justicia o sus operadores. En ese contexto, la figura del abogado cobra especial relevancia, pues es el profesional mejor posicionado para ofrecer asesoría durante todo el proceso de denuncia, mejorando las posibilidades de las víctimas de obtener justicia y reparación.
El sistema de denuncias actual
Aunque no da esa impresión, el sistema de atención de denuncias penales ha avanzado en el Perú, permitiendo en la actualidad que las víctimas de diferentes delitos puedan presentar sus denuncias de manera más rápida y sencilla. Quizás el ejemplo más concreto es que ahora es posible presentar una denuncia penal por Internet, a través del Registro de Denuncias por Web del Ministerio Público, que posee los mismos efectos que si se presentara de forma presencial.
Ahora bien, aunque el proceso de envío y recepción de denuncias se ha modernizado, las siguientes fases del proceso no ha avanzado de manera similar. Así, tenemos que una vez presentada una denuncia, los tiempos de calificación e inicio de diligencias puede tardar un tiempo considerable, sin que exista ninguna garantía de que haya resultados. Esto ocurre así por varios motivos evidentes como la falta de personal, recursos, etc.; pero también por una razón que es desconocida por la mayoría de personas: el lenguaje.
El lenguaje jurídico como barrera
Como todas las profesiones, los abogados poseen su propia jerga y un conjunto amplio de conceptos que son ininteligibles para las personas ajenas a esta comunidad. Esto puede verse en la forma en que se redactan los escritos jurídicos como las sentencias, que están plagadas de aforismos, latinismos y otras formalidades que la gente no utiliza en el habla cotidiana. Y aunque en algunos casos son intrascendentes, en otros resultan sumamente relevantes.
Cuando se presenta una denuncia, el fiscal a cargo de revisarla mirará el escrito con los ojos de un abogado y si quien ha redactado no usa su lenguaje, le será más difícil identificar el problema ante el cual se encuentra. Por ejemplo, en el lenguaje común un “robo” es tanto que te saquen el teléfono sin que te des cuenta, como un asalto con arma. Pero según el Código Penal Peruano, ambos son delitos distintos (hurto y robo).
Hay diferencias que son aún menos evidentes que la anterior. Por ejemplo, según el Código, el castigo para el delito de lesiones depende de muchos factores; la gravedad de la lesión, el resultado o si se produjeron deliberadamente o por accidente. La diferencia entre las varias modalidades de lesiones son abismales (de un año, hasta doce años), por lo que no aportar la información correcta puede causar que una persona que ha causado la muerte a otra, no vaya a prisión.
La importancia del abogado penal
Dicho todo lo anterior, queda bastante más claro por qué es conveniente que, incluso desde la etapa de denuncia, se busque la asesoría de un abogado penal. Al ser un profesional del Derecho, al igual que los fiscales, no solo podrá diagnosticar mejor la situación, sino que ayudará a que la denuncia penal sea redactada en un lenguaje entendible para quien estará encargado de leerla y procesarla.
No es una casualidad que quienes deciden contratar abogado para asesorarse con este trámite, suelen tener mejores resultados. Dependiendo del servicio, además de la redacción de la denuncia, los abogados suelen hacer seguimiento de sus casos y “están detrás” del fiscal para que pueda darles el trámite correspondiente. Especialmente en los casos de delitos más graves, una representación fuerte desde el inicio permitirá mejorar el pronóstico de recibir justicia y reparación, incluso a través de la figura del actor civil.
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